Nuestro emocional es frágil. Es un montón de sentimientos y emociones burbujeando dentro. De niños experimentamos libremente la expresión de este burbujeo y poco a poco aprendemos que para vivir en sociedad es necesario controlar las emociones.
Este control moldea nuestro cuerpo, que es la expresión más sólida y viva de nuestro inconsciente. Con este control aprendemos a contener, almacenar y encajonar nuestras emociones. Son la expresión más viva de la energía vital. Un río que corre libre, a veces agitado y otras veces tranquilo.
La madurez emocional es lo que elegimos buscar en el proceso terapéutico. Seguimos acogiendo, escuchando y reconectando con nuestras emociones para aprender a comprenderlas, expresarlas con más naturalidad y lo más cerca posible de la verdad de cada momento. Contener las emociones es irracional, es una agresión a nuestro sistema emocional, que se confunde, gastando energía vital para expresar y contener. Esta lucha interna gasta más energía y genera más cansancio que simplemente sentir la emoción y atravesarla.
La madurez viene aquí a ser un conjunto de procesos de sentir, una acumulación de repertorio, así como una banda que estudia lo que va a tocar en el show y ensaya tantas veces como sea necesario. La madurez trae esa posibilidad. Varios ensayos, varios entrenamientos, algunos mejores, otros no tanto. Algunos salen más afinados, otros no son esas cosas, porque cada día somos diferentes y nos expresamos diferente.
Aprender a expresar las emociones y darle la importancia que se merece a cada situación que vivimos, ni más ni menos. Todos ellos son esenciales para nuestra evolución y desarrollo. No creas cuando alguien te diga que la ira es mala o que no se debe sentir tristeza. La ira mueve nuestra vida. Es un sentimiento que nos hace actuar, caminar, correr. Y la tristeza, con toda su interiorización, proporciona este momento de aceptación interior. La recepción a menudo es necesaria para obtener impulso para el siguiente paso.
Conocer los sentimientos y emociones y valorar cada uno de ellos. Así es como vives una vida con madurez emocional.
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Larissa Tomass es psicóloga del cuerpo, que realiza las entrevistas para los minidocs "Qué es pelear como una niña" y, a partir de septiembre, imparte el curso Poderes Femeninos, en Curitiba.
Foto: Tchê Vinicius
